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  • Teología del amor

45. La decisión por Cristo y la iglesia

Actualizado: 17 nov 2019

Cristo, en su conversación con los fariseos (Mt 19), no sólo confirma la existencia del matrimonio instituido desde el «principio» por el Creador, sino que lo declara también parte integral de la nueva economía sacramental, del nuevo orden de los «signos» salvíficos, que toma origen de la redención, del mismo modo que la economía originaria surgió de la creación. Y en realidad Cristo se limita al único sacramento que había sido instituido en el estado de la inocencia y de la justicia originarias del hombre. Todos los sacramentos de la Nueva Alianza encuentran, en cierto sentido, su prototipo en el matrimonio como sacramento primordial.


La terminología teológica tradicional y contemporánea, con la palabra «sacramento» indica los signos instituidos por Cristo y administrados por la Iglesia, que expresan y confieren la gracia divina a la persona que los recibe. Sacramento significa aquí el misterio mismo de Dios, que está escondido desde la eternidad, no en ocultamiento eterno, sino sobre todo en su misma revelación y realización. En este sentido se habla también del sacramento de la creación y del sacramento de la redención. Basándonos en el sacramento de la creación, es cómo hay que entender la sacramentalidad originaria de matrimonio. Luego, basándonos en el sacramento de la redención podemos comprender la sacramentalidad de la Iglesia, o mejor, la sacramentalidad de la unión de Cristo con la Iglesia que el autor de la Carta a los Efesios presenta con la semejanza del matrimonio.


La Iglesia misma es el «gran sacramento», el nuevo signo de la Alianza y de la gracia, que hunde sus raíces en la profundidad del sacramento de la redención, lo mismo que de la profundidad del sacramento de la creación brotó el matrimonio, signo primordial de la Alianza y de la gracia. El autor de la Carta a los Efesios proclama que ese sacramento primordial se realiza de modo nuevo en el «sacramento» de Cristo y de la Iglesia. Incluso por esta razón el Apóstol, en el texto «clásico» de Efesios 5, 21-33, se dirige a los esposos a fin de que estén «sujetos, los unos a los otros en el temor de Cristo» (5, 21) y modelen su vida conyugal fundándola sobre el sacramento instituido desde el «principio» por el Creador: sacramento que halló su definitiva grandeza y santidad en la alianza nupcial de gracia entre Cristo y la Iglesia.


Los esposos cristianos, es decir, aquellos conscientes de la elección que realizan en Cristo y en la Iglesia, están llamados a modelar su vida y su vocación en la sacramentalidad del matrimonio basada en el «gran misterio» (sacramentum magnum) del amor nupcial de Cristo y de la Iglesia.

Fuente: Tomado de Teología del Cuerpo de Juan Pablo II


Reflexión: ¿Qué significa ser esposos cristianos? ¿Somos conscientes de lo que implica decidirnos, como esposos, por Cristo y la Iglesia?

Texto preparado y distribuido por los esposos Maria Carolina Ochoa y Germán Gutiérrez














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